Hogar en Kyoto

Hermosa es la arquitectura de la supuesta modesta casa que más bien parece un palacio imperial a menor escala.
Senderos de árboles y flores lo rodean, además de atravesarlo un par de puentes por los que debajo fluye el agua donde se sumergen algunas aves y otros animales.

Es un paisaje muy lindo, acompañado de un clima templado, es este uno de esos días donde el japonés se levanta temprano y se pone a hacer orden en casa.
Seguido de un lado a otro por su pequeña mascota, un simpático y peculiar perro.
Limpia los cuartos vacios, uno tras otro hasta terminar agotado en su sala de estar, frente a la mesa de centro y con un té en mano.

"Terminamos bastante rápido." Le conversó al canino que estaba echado en una esquina mirando hacia afuera. La puerta corrediza de la sala estaba abierta y por ella podía tener una buena vista de la naturaleza de Kyoto en general.

"Quizás debería invitar a los Kudakitsune a tomar té con nosotros ¿verdad?" Agregó aunque casi para si mismo. Esos seres míticos y populares de su tierra, siempre deambulaban por el área, quizás no estaba mal invitarlos una vez a su casa... por que al menos así no se sentiría tan solo.

Camino por unos minutos hasta llegar a la casa de su amigo. En las manos llevaba una bolsa con varios libros, eran unos regalos para Kiku.

Entonces vio a unos espíritus del lugar, los saludos con amabilidad y les pregunto por Kiku. Estos lo llevaron a donde estaba el japones, quien en esos momentos estaba tomando el té.

-Good morning– dijo esbozando una sonrisa

Era casi el quinto sorbo que le daba a la taza cuando vió por la puerta corrediza asomarse otra persona.
Alguien conocido, perfectamente conocido, que de paso traía consigo algunos compañeros.

"Ohayô Gozaimasu Arthur-san, es una sorpresa tenerle por aquí... y sobretodo tan temprano." Respondió al saludo de paso con una amable sonrisa invitándole a pasar adentro, la neblina matutina aún era helada después de todo.

"Siéntese como en su casa."

Dejo a un lado su calzado para entrar a la casa, camino hasta donde se encontraba kiku y extendio su brazo mostrando la bolsa con libros - it's a gift for you-

"¿Hontou Desuka?"

Se extrañó un tanto al presente pero no dudo en aceptarlo de buena forma, tomando la bolsa ofrecida por el británico aún algo perdido, que supiese no había alguna razón como para que llegasen regalandole libros.

"Muchas gracias por los libros Arthur-san." Sonrió dejando la bolsa sobre la mesa, ya tendría tiempo como para revisarlos con detenimiento, sabía que Arthur no tenía mal gusto y que de seguro eran libros atrayentes.
Se levantó a buscar otra taza y el resto del té verde matutino el cual le sirvió al británico amablemente, después de todo al menos debía darle una buena bienvenida después del viajecito que se había dado hasta allí.

"No creo que se compare con el té británico, pero hoy no me esperaba visitas."

-Sorry to trouble you - tomo un poco de té- Tenia que solucionar algunos asuntos de la versión japonesa de HP. Además hace tiempo no te veía.

-El té sabe muy bien, gracias Kiku– tomo un poco de té antes de continuar. - No te preocupes, cada té tiene su esencia, no creo que sea necesario compararlos-

"Ah... HP, comprendo."

No era algo que se escuchase todos los días,pero respetaba el gusto del Británico por su literatura y bueno, si decía que también venía a verlo, con eso estaba bien y le bastaba.
Kiku se quedó en silencio un rato mirando su taza antes de volver a hablar, la incomodidad ante la cercanía a veces se hacía sumamente notoria.

"Sonará algo estúpido pero, se siente algo raro verme tan impresentable frente a usted." Era algo obvio, el japonés llevaba su típico kimono con un chal azul por encima, ropa de casa, casi su vestimenta de dormir... muy diferente a ciertos tiempos en los que siempre solía estar vestido de maneras extravagantes de cortesía del rubio.

-No creo que te veas mal así, además es tu casa – y con cierta vergüenza agrego- y después de todo yo fui el descortés que llego de repente –

Aun recordaba aquellos tiempos en donde obligaba a Kiku que se presentaba de cierta manera, al igual que el resto de sus colonias. Aunque no le gustaba con el tiempo aprendió que no podía obligar a sus colonias o quienes sean a vestir como el esperaba, eso era una lección que había aprendido después del conflicto con Alfred, después que su hermano menor se independizara de él.

"Descuide, no estoy molesto por su visita. Al contrario estoy muy contento de ella."

Sí, a pesar de todo no podía guardarle rencor a quien le había abierto los ojos.
Arthur posiblemente sería un pilar fundamental en su forma de ser actualmente.
Distante pero a la vez con las ganas de poder ser un poco más sociable.

Kiku dió un pequeño suspiro y miró al británico un rato, estudiándole detenidamente, fijándose en sus facciones. ¿Tanto había cambiado en un tiempo?.
De ser pirata a caballero y él de ser un sometido a ser alguien libre.
Muchas cosas pasaron por su mente ese momento, inclusive esos ratos amargos de malos tratos y otros que prefería no recordar, al menos no cuando le hacían sonrojarse y sacudir la cabeza de un lado a otro para disipar su verguenza.

"Creo que... soy un poco aburrido recién despertado." Agregó tímidamente mientras acariciaba la cabeza del cachorrito que se paseaba por la sala.

Se relajo un poco al escuchar las palabras del japonés. Sentía que aun podía estar un poco resentido por lo mal que lo había tratado. Aun recordaba a la perfección aquel tiempo de tortura.

-Al contrario- dice tranquilamente- eres bastante interesante-
Observo con atención como Kiku acariciaba la cabeza del cachorrito que se encontraba en la sala, era bastante dulce.

"Gracias." Mencionó casi de forma mecánica aún algo incómodo, dándole ligeras vistas a su taza. ¿Siempre se incomodaba cuando estaba solo con Arthur?.
Ni siquiera recordaba que le sucediese eso, aunque claro, en las conferencias poco o nada podía hablar con él.

Lástima que la distancia entre ambos hubiese cambiado tanto.
"Y... ¿Hasta cuándo planea quedarse aquí en Japón Arthur-san?, digamos que queda lejos de su casa como para hacer un viaje de ida y vuelta."

-Solo vine de visita por muy poco tiempo, no quiero incomodarte- dijo algo avergonzado- No te preocupes estoy acostumbrado a los viajes asi hasta mi casa.

Quizás en el avión pueda dormir o descansar un poco.

Casi no había descansado por culpa del viaje y las reuniones. Pero no quería molestar a Kiku con su presencia. Después de todo el llego sin avisar…

"No!" Casi exclamó de forma preocupada y que incluso había dejado extrañado hasta su propia mascota, Kiku tuvo que quedarse callado unos instantes para retomar el hilo de la conversa. "Usted no podría incomodarme, no tiene que sobreesforzarse, es una persona ocupada pero tambien tiene derecho a descansar."

Conocía perfectamente de los frecuentes viajes de Arthur, tanto ahora como en el pasado, en donde el británico gozaba de sus tiempos de piratería, pero no sabía si aquellos viajes serían de tan largos períodos de tiempo como lo eran antes.

"...S-si gusta, puede quedarse aquí en mi casa hasta que tenga que volver a la suya, como vivo solo no hay demasiados dramas con habitaciones desocupadas."

Se sorprendió un poco por la respuesta del japonés, ya que este siempre era bastante calmado.

-Me gustaría quedarme, pero…- no alcanzo a terminar la frase porque vio como aquella niña ‘(la cual era imposible para Kiku ver) tiraba de su brazo. Sonrió ante la ternura de ese espíritu.

Suspiro un poco antes de retractarse – Esta bien, si no te molesta podría quedarme por hoy-

Su cabeza se ladeó un tanto ante la efusiva sonrisa del británico pero no mencionó nada por ella, al menos sus buenas intenciones habían dado con el cometido y no quería hacer enojar de alguna forma a Arthur, conocía su "peculiar" genio como la palma de su mano.

"Que alegría es escuchar eso entonces." Sonrió mirando hacía afuera durante unos segundos, aún era temprano y quizás podía hacer que el británico conociera un poco más de Kyoto si es que no estaba tan cansado.

"Si quiere, puede descansar un rato Arthur-san, no hace mucho que viene de visita, le puede hacer bien recostarse en la entrada para tomar una siesta y sentirse algo más "vivo" después de tanto viaje, ¿No cree?"

Después de su respuesta la niña sonrió y se marcho corriendo, hacia el jardín. Quizás después podría hablar con ella y con los otros espíritus que estaban en la casa del japonés.

-Tienes razón- dijo algo avergonzado – creo que dormiré un poco… permiso-

Estaba cansado, después de tanto viaje. Una siesta seria perfecta. Aunque también creía que dormir quizás era una perdida de tiempo ya que no podría compartir ese tiempo con el japonés, ver el jardín y hablar con los espíritus.

Como sugirió el japones, se acerco a la entrada para recostarse y dormir. Cerro lentamente sus ojos y su respiración se calmo bastante, en unos minutos estaba profundamente dormido.

Era raro el cambio.
Tanta tranquilidad y el simple hecho de que Arthur amablemente accediese a su sugerencia le dejaban algo atónito. El japonés sonrió mientras se levantaba y tomaba el par de tazas para dejarlas en la cocina, no dejaría nada sucio.

Comprendía ese cansancio del británico, siempre lo sufría cuando viajaba a las conferencias mundiales y practicamente dormía pésimo por los cambios de horario.
Regresó a la sala y se percató que el rubio estaba descansando en la entrada como había dicho.
"¿Así que se durmió?" Le preguntó al cachorrito que nada más movió la cola. "Es mejor guardar silencio para no molestarle."

Dió pequeños pasos hasta la entrada, fijándose en las facciones relajadas de Arthur mientras dormía. ¿Cómo la gente se podía ver tan distinta cuando dormía?
Kiku sonrió y se arrodilló a un lado del británico.
"Arthur-san, va a terminar con un severo dolor de cuello si duerme sin apoyarse en algo." Susurró casi para él, sin siquiera pedir permiso para levantar un poco el rostro del rubio sobre sus rodillas.
Claro que él no era una almohada, pero al menos no terminaría adolorido después.

"Ha cambiado demasiado Arthur-san, se ha vuelto todo un caballero." Agregó de forma vaga mientras acariciaba los mechones rubios del visitante y se deleitaba con la vista que le entregaba su solitaria morada.

Otra vez estaba soñando, con aquel lugar.. No sabia el porque , pero ese sueño era cada vez más constantes.

Era una visión triste, desolada, quizás hasta una predicción de lo que podría ocurrir en algunos años. Cuando todo estuviera fuera de control por culpa del egoísmo y la ambición de todos. La primera y la segunda guerra mundial no se podían comparar en lo más mínimo.

Quería escapar, pero no podía, era algo realmente enfermante.

Pronto recobro el control del sueño y lentamente abrió los ojos. Encontrándose con la mirada del japonés. Abrió un poco su boca para decir algo, pero simplemente no dijo nada. Se sentía algo extraño.

No sabía cuánto rato llevaba mirando el entorno de su casa, cuando sintió que el rubio se movió.
Inmediatamente dirigió la mirada hacía Arthur, algo avergonzado... claramente no sabía que reacción tendría el británico por su cercanía en su siesta.

Vió como la boca de Arthur se movía para decir algo más ninguna palabra salió de su boca,cosa que le extrañó bastante.
"Arthur-san, ¿Le pasa algo malo?"

Iba a contarle a Kiku sobre su sueño, pero ya era bastante extraño decirle que las hadas, los unicornios existían como para agregar que ahora tenia sueños sobre el fin del mundo. Movió levemente su cabeza en forma de negación

-Creo que son los problemas por tanto cambios de horario – mintió.

Recién se percato en la situación en la cual se encontraba y se sonrojo un poco. –Aun… sigues igual ….de amable – dijo tímidamente

Parpadeó un par de veces seguidas en silenció hasta que se percató de las palabras de Arthur... ¿Cómo explicaría el por qué había hecho eso?.

"Aun… sigues igual ….de amable"

Aquella frase le incomodó mucho más y le hizo sonrojarse, sacando automáticamente su mano de las cabellos del británico e intentar sonreír como pudo en ese momento.
"Así parece... es que, si no apoyaba su cabeza en algo, cuando despertase tendría en severo dolor de cuello Arthur-san." Argumentó

Escucho la respuesta de kiku. Aunque para el parecía una excusa, de seguro el japonés mentía o por lo menos eso era lo que el quería creer. De cierta forma se encontraba desilusionado, ya que realmente el quería escuchar otras palabras. Quizás algunas más sinceras.

Se levanto lentamente y trato de despertar por completo. No quería volver a dormir, no si iba a soñar nuevamente sobre ese horrible futuro.

- Creo que se me quito el sueño – mintió nuevamente y miro hacia el jardín- Que hermoso….

Un suspiro de resignación se salió de sus labios ante lo poco creíble que había sido su argumento. Fácilmente podía ir y ponerle una almohada en la cabeza pero no, solamente por que se trataba de Arthur era diferente.

"Requiere de mucho tiempo darle un cuidado, los árboles son demasiado delicados." Respondió respecto a el amplio jardín que rodeaba la casa. "Sobretodo los cerezos, siempre hay que estar pendiente de que sus flores no se arruinen, es una lástima que no viniese de visita en la época en la que florecen, es verdaderamente hermoso..."

Era casi como una invitación indirecta.
Mala no era la idea de poder pasar una celebración importante de su nación en compañía del británico, por que no podía negar que a pesar de las cosas malas del pasado, seguía teniéndole mucho aprecio.

Siguió observando el hermoso jardín, de cierta forma se encontraba muy cómodo en ese lugar. Quizás por las similitudes que habían, en algunas ocasiones llegaba a creer que podría ser un segundo hogar.

-No puedo imaginar que en otra época esto pueda ser aun más hermoso- dijo bastante ilusionado- Me gustaría poder ver los árboles de cerezos en todo su esplendor-

-Quizás podría visitarte para esa época, claro si no te molesta - se sentía un poco mal educado al estar auto invitándose . – Pero que tonterías digo… debes estar muy ocupado -

Fue casi por inercia, pero la cercanía le llevó a posar una de sus manos sobre la espalda del británico, una mano tímida, incluso algo temblorosa pero que después fue quedándose completamente fija.

"Al contrario, no importa la época que sea, Arthur-san siempre puede venir aquí por que le recibiré amablemente con los brazos abiertos."
Algo alejado de la conversación y de la que quizo ser participe, fue el pequeño amiguito de Kiku. Aquel cachorrito que, se coló por entremedio del rubio moviéndole la cola y mirándole tal como si quisiera jugar con él. "Es como decir que... puede considerar Japón como su segundo hogar, o algo así."