E[strike]u[/strike]rovision.

Bufo pesadamente, mientras se dejaba caer sobre el sofa de la casa de Antonio. El anormal lo habia invitado, pero ni idea de para que. Dijo algo de Eurovision o alguna mierda subnormal de por donde el era.

-Mierda, ¿donde se ha metido? ...


No iba a esperarlo, ni hablar. Se levanto y se dirigio a la cocina, a ver si podia robarle sangria.
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WALA, UN POST.

Le sonrió, emocionado, a su reflejo. Con tres dedos, cada uno manchados de pintura roja y amarilla respectivamente, dibujó en sus mejillas la bandera de España. Le echó un vistazo orgulloso al pequeño escudo cosido en su camisa; que, por supuesto, era la de su país.

Porque era una ocasión especial. Era Eurovisión, y aunque tenía algo de vergüenza por lo que llevaron el año pasado -ahogó un suspiro; no pudo hacer nada por evitar a Rodolfo-, esta gala estaba un poco más confiado con su representante. Además, había llamado a Manuel a que lo viera con él. Mataría dos pájaros de un tiro: podría mejorar la relación que tenían y además pasar un buen rato.

Salió de la habitación, canturreando por lo bajo la canción que llevaban para el festival. Pensó que, seguramente, Manuel tendría sed cuando llegara. Automáticamente, una jarra de sangría bien fría se le pasó por la mente; conociendo los gustos del venezolano, sería lo más indicado.

-La noooche es paaara m... ¿Manu? -le echó una mirada extrañada al entrar en la cocina. Se llevó una mano a la nuca, riendo nerviosamente-. ¡No te he oído entrar! Justo ahora mismo iba a coger la sangría -sonrió, pasando por su lado para abrir la nevera y buscar su siempre preparada bebida-. Gracias por venir, por cierto -añadió, distraído, mientras metía la cabeza en el refrigerador.


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WALA, UN POST KILOMÉTRICO.

-Coño, ya pensaba que era alguna broma pesada y estupida.

Volvio a suspirar. No es que realmente estuviera enfadado, pero...Molestar al español era de lo mas divertido.

-Ademas, ¿De que estas disfrazado?

Se acerco curioso, examinandolo, con recelo. Tal vez si era una broma. Llevaba ropa roja y amarilla y...

- ¿Que es eso en tu cara? Jo, ¿Que no sabes comer?

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Ay, está corto.

Puso los ojos en blanco.

-Ni me molesto en contestarte -sonrió alegremente, dándole una casi burlesca palmada en la cabeza con la mano que tenía libre. Cerró de una patada la puerta de la nevera.

Se miró las yemas de los dedos aún manchados de pintura. Luego, las mejillas de Manuel; y cuando la idea fue demasiado buena como para negarse, se acercó a él.

-Vamos, vamos, no seas tan gruñón -soltó una risa cantarina, restregándole los dedos por la piel de su cara-. ¿Ves? ¡Te queda bien y todo! -anticipándose al torrente de insultos que saldrían de la boca venezolana, le rodeó los hombros con un brazo. Agitó levemente la jarra de sangría y le empujó amablemente a caminar con él hacia el comedor-. ¡Venga, venga, que ya ha empezado!


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Te jodes, que yo siempre me lío con cosas sin sentido. e_e

-¿Que te crees? Marcandome de nuevo...

Dijo entre dientes, mientras se limpiaba la pintura con una servilleta. Y caminaba tras el español.

-Que hace mucho que deje de necesitar tu sello conmigo.

Se acerco a el español.

-Aun no se que vine a hacer...

Se limitó a soltar una risa divertida por los comentarios de Manuel. Torció el cuello para mirarle, haciendo un pequeño mohín al verle quitarse la pintura. El muy desagradecido...

-Bueno, venga, que siempre acabamos peleando por tus tonterías -dijo, intentando calmar el ambiente. Dejó la sangría sobre la mesa, volviéndose a mirar al otro-. Vamos, ¿a qué esperas? ¡Siéntate! -se acercó a él y le empujó hacia abajo por los hombros. Se echó despreocupadamente a su lado, desparramándose sin reparos en todo su sitio.

Le miró de reojo, esbozando una leve sonrisa. Tenía que ser amable si quería que se olvidaran las redecillas del pasado y de cierto jefe suyo bocazas. Estaba seguro que eso era lo que más le molestaba al venezolano, más que toda su época de cuando estaba bajo su tutela.

-¿Te hace? -preguntó, inclinándose para servir la sangría en dos vasos. Le pasó uno, moviendo las cejas de manera insinuante-. Vamos, no te resistas a la tentación -bromeó, aún sabiendo de sobra que prácticamente se la arrancaría de las manos.

Encendió la televisión. Le tocaba a Alemania. Sonrió contra el filo de su propio vaso, sabiendo que aún le quedaba mucho tiempo y mucha sangría para que España actuara.

*LE SALTO EN EL TIEMPO!*

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Se despertó, sobresaltado. No recordaba mucho la noche anterior y...Sube la mirada, para encontrar con el español dormido en el sofa. Ahoga rapidamente un gemido de sorpresa/miedo, mientras retrocede, sorprendido.

- ¿A-antonio?

Ahora si que se acordaba, la noche...¿anterior? Se habian puesto a beber, y a ver un programa sobre algo que le interesaba mucho a Antonio, no recordaba de que.

Se acerca hacia el lado en que duerme el español, poniendo sus piernas y apoyando sus manos al rededor de el, para no molestarlo.

-T-toni...

Tiene unas jodidas ganas de vomitar para fliparlo en colores fosforitos. Escucha el rítmico bombeo en sus sienes, arrugando ligeramente la nariz.

Se lleva una mano a la frente, palpando con confusión al notar algo de extraña procedencia y textura; ignorando el doloroso y punzante dolor de ojos al entrometerse la tenue luz que empezaba a molestar en la habitación por sus pestañas, echando un vistazo vago a su palma.

¿Una... corbata? ¿Cómo ha llegado una corbata allí? ¡Pero si él iba en manga corta! Y encima la tenía atada alrededor de la cabeza, como los típicos borrachos de las películas. Las ganas de sonreír le tientan, pero rechaza la idea al volver a sentir el fuerte dolor de cabeza. Se cubre la cara con las manos, bufando. Toda una señora resaca, sí señor.

Da un respingo, medio incorporándose. Acaba de sentir una repentina presión encima de él, ¿náuseas? ¿Un alien a punto de salir de él?

... Manu.

Los ojos se le abren como platos, la garganta se le seca y hasta el dolor de cabeza huye de allí. ¿Qué hace con la camisa desabrochada y... qué son esas marcas en el cuello? ¿Por qué está tan despeinado? Cuenta hasta tres mentalmente y luego baja la mirada hacia él mismo.

Dios mío, lo van a matar.


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MIS POSTS SON MÁS LARGOS QUE TODOS MIS FICS. ;_;

Retrocede, sobresaltado. Intenta sonreir, pero la situacion actual en que estan es muy...rara, como para sonreir.

- P-parece que tuvimos una fiesta anoche.

Susurra, mirando hacia el televisor, aun encendido que pasaba las noticias, reprimiendo una sonrisa tonta, y tratando que el otro no vea su sonrojo. Se encoje de hombros, intentando restarle importancia al asunto, pero aun asi, una parte de si tiembla de miedo y nerviosismo, deseando saber que paso.

Tira todo el aire contenido. Al parecer, el venezolano no estaba enfadado; ni siquiera le había echado una mirada de esas asesinas tan propias de él. Se sonríe, agradeciendo seguir vivo.

-... Eso parece -murmura, mirando con miedo mal disimulado la jarra de sangría vacía. Traga saliva con lentitud, notando un poco de calor en sus mejillas.

Antonio guarda silencio, escuchando la voz algo lejana de la presentadora que daba las noticias.

"... Entre otras noticias: mal trago para España. A pesar de los esfuerzas de la cantante Soraya..."

¡Cierto! Se echa para delante, empujando un poco a Manuel, clavando la vista en la pantalla.

"... tan sólo ha conseguido lograr el penúltimo lugar. Ha aterrizado hoy en Madrid hace escasas horas, ¿cómo estará la ex triunfita después del gran chasco? En unos minutos se lo contamos."

Suelta una exclamación. ¿¡Penúltimos!? Se levanta para dar vueltas de aquí para allá, tomándose la frente con una mano. ¿Qué ha podido pasar? Mira a Manuel, casi como pidiéndole una explicación.

-Penúltimos -repite, para irse haciendo la idea.


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It's recomfortation time!

Trata de contener la risa. Al parecer ese concurso era muy importante para Antonio. Muerde con suavidad su lengua, al tiempo que habla, intentando infundir tranquilidad a su voz.

- Antonio. T-tio, despreocupate, hay alguien peor que Soraya.

Reprime otro ataque de risa, seguro de que el español no soportaria ver como se burlan de el.

-Pudo ser peor. ¿No ?

Se levanta, solo para dejar en evidencia otro escabroso detalle.

-MIERDA, MIS PANTALONES.

Tira de su camisa, desabrochada, pero lo suficiente como para taparle, vuelve a la seguridad del sofa y a cubrirse con la cobija que quien sabe como llego ahi.

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No se tia. Es que desde el principio me la imagine conque habia una cobija ahi.

Le echa una mirada nada amigable. No es tonto -no tanto-, se da cuenta de cuándo se están riendo de él. Ahoga un suspiro, al fin y al cabo Manuel no tiene nada que ver con el resultado. ¿O sí? Entorna los ojos, mirándolo con desconfianza. No le extrañaría nada que fuera una de sus tantas putadas.

Agita la cabeza al darse cuenta de lo absurdo de sus pensamientos.

-Pero eso es lo malo -comienza, señalando a la tele como si tuviera la culpa de todo-. ¡Penúltimos, chaval! Preferiría haber quedado último -suspira, hundiendo los dedos por su propio pelo-. ¡Creía que era mucho más popular! -añade, haciendo una mueca de disgusto.

Casi le da un infarto al sentir el alarido del venezolano taladrándole su pobre cabeza adolorida por la resaca.

-¿¡Q-Qué pa... -se calla. Le echa una mirada asombrada. Se mira a sí mismo otra vez, recordando el desconcierto inicial. Dios mío. Su imaginación le juega una mala pasada y le ofrece imágenes de lo que posiblemente -y sólo posiblemente- puede haber pasado.

Intenta por todos los medios parecer tranquilo, como si le ocurriera todos los días eso de despertarse con un venezolano semi desnudo en su sofá después de una tremenda borrachera. Se soba la nuca y ríe nerviosamente.

-Ehmg... ¿Quieres desayunar? -deja caer con tono casual, quitándole hierro al asunto-. Vamos, no me mires así, seguramente tendrías frío por la noche y... -se mantiene callado unos segundos, dejando que saque sus propias conclusiones.

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*LE QUÉ MIERDA ESTÁ PASANDO AQUÍ!*

¿Desayunar?¿Como podia pensar en desayunar, viendo lo que vio?

- Antonio, pensemos. ¿Recuerdas algo de lo que paso anoche?

Mira fijamente al moreno, que mantiene su expresion, una expresion estupida, perdido en sus pensamientos. No hace mas que enfadar mas a Manuel. Bufa, acariciandose las sienes, que le palpitan dolorosamente.

-¿Por lo menos sabes donde estan mis pantalones?

Ladro, mas que hablar. Perdiendo la paciencia. Odiaba no saber lo que habia pasado, algo que podia ser tan importante como tirar con Antonio. Bufo una vez mas, apretando nerviosamente la manta.

-Antonio...¿Crees que tu y yo...?

Dice, con la mirada baja, sonrojandose.

Relaja sus facciones, meditando un momento. Esto no era asunto para bromear, era cierto, pero la sonrisilla tonta luchaba con más fuerza que nunca; como cuando te pasa algo fantástico y tienes que sonreír, llueva, nieve o truene. Pero más valía ponerse serios: nadie quiere tener a un venezolano cerca matándote mil y una veces con la mirada.

-Vamos a ver... -comienza a decir, mirando hacia abajo. Sonríe levemente, señalando al suelo-. Tus pantalones están aquí; primera cosa solucionada -suelta una pequeña risilla, agachándose a cogerlos y dárselos con cuidado-. Ahora... -se sienta en el sillón, echándose un poco hacia delante con los brazos apoyados en las piernas y las manos entrelazadas. Carraspea, bajando el tono de voz-. Sobre... lo otro, no lo sé. No me acuerdo de nada. Parece que nos pillamos la madre de las cogorzas -sonríe un poco, mirándole de reojo. Sabe que está algo sonrojado, así que se pasa una mano por la cara, para despejarse-. ¿Tú te... acuerdas de algo? -termina por preguntar, intentando apaciguar los latidos de su corazón al respirar con calma.

-L-la verdad es que no se. Yo...

Juega incoscientemente con un mechon de su cabello, gesto que evidencia su nerviosismo.

-Antonio yo...Es que...

Siente lagrimas asomar por sus ojos, no de dolor o de pena. Pero de enojo, de molestia. ¿Como puede no recordar algo asi? Es Antonio, uno de los mas deseados y odiados. ¿Como no lo puede recordar?

-T-toni...¿Hay alguna forma de saber si pasó? Pruebas...¿Algo? Es que...es que..¡ES ESTUPIDO! ¡¿Como no recordamos algo asi?! Es...es importante, es... Yo...

Sin poderlo evitar, rompe a llorar, no ruidosamente, pero evidente por las lagrimas que corren por sus mejillas.

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*LE I DONT THINK NOTHING AT ALL !*

Cierra los ojos, echando el aire por la nariz con toda la tranquilidad que puede reunir. No le gusta que la gente llore, y menos los que considera importantes.

Entorna los ojos con ternura, dibujando una sonrisa suave al escucharle decir que era importante saberlo. Será idiota, pero no puede evitar notar un cosquilleo agradable de la cabeza a los pies.

-Yo... bueno -se remueve en su sitio. Le lanza una mirada esquiva, notando el rubor subirle a la cara con velocidad alarmante-. S-Sí que hay una manera de saberlo... -aclara, mirando fijamente al televisor. Traga saliva; lo mejor es soltarlo así, sin dudar, que luego es peor-. ¿Te... te duele... algo? -pregunta, casi en un murmullo.

Tose con fuerza, notando el peso de la incomodidad sobre su cabeza.

-No llores, anda -dice, para rellenar el tenso silencio y más que nada para amortiguar los sollozos de Manuel. Rebusca en los bolsillos, poniendo muecas extrañas mientras lo hace-. Juraría que por aquí tenía... ¡Ah, aquí está! -exclama, sonriendo triunfal. La sonrisa titubea un poco al darse cuenta de que es una banderilla de España, de esas que venden en los chinos. Se la pasa de todas maneras, inclinando ligeramente la cabeza-. Lo siento, no tengo otra cosa.

Se sonroja, los intentos de Antonio de consolarlo son sinceramente dulces. Toma la bandera de españa entre sus manos, una parte de Antonio, practicamente. Sube la mirada, y sin pensarlo, lo abraza contra si mismo, cogiendolo por el cuello.

- N-no, no me duele nada, creo.

Suspira pesadamente, la verdad si le duele, pero no quiere pensarlo. Ni decirlo, no sabe como reaccionara Antonio ante la noticia.

-A-ah, Anormal. ¿Por que me has abrazado?

Dice, fingiendo molestia, mientras lo aparta, sonriendo.

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NO, NO SABIA QUE PONER.

Se intenta echar hacia atrás, realmente espantado. ¿¡Ahora qué ha hecho!?, se pregunta, mirando cómo los brazos de Manuel se lo llevan a dormir para siempre. Va a morir ahogado, qué triste. ¡No! ¡Aún no puede morir, aún es demasiado joven, demasiado guapo, demasiado popular...!

Y demasiado paranoico también.

Desconcertado, agacha levemente la cabeza hacia él, aún recuperándose del susto previo.

-¿Ah? -exclama, conteniendo la respiración. ¿Le estaba... abrazando? ¿Manuel? ¿Manu? ¿Su Manu, el Manuel que él conocía? Pestañea con fuerza, devolviéndole el abrazo sin salir de su aturdimiento-. ¿Sabes? Creía que ibas a estrangularme o algo así -le confiesa bajito, soltando una risa airosa, que se le congela al escuchar que no le duele nada. Le aprieta más entre sus brazos, suspirando; qué se le va a hacer, si de algo pecaba era de soñador.

Manuel se le escurre. Sabía que iba a pasar eso, al fin y al cabo era el mismo. Se lo queda mirando con cariño y esa sonrisilla tonta de siempre.

-¡Vamos! ¡Sabes que me gustan tus abrazos! -dice, haciendo un mohín. Le vuelve a abrazar -o a apresar-, sonriendo mordazmente contra su pelo-. No me abrazas desde que eras un pequeñajo, Manu -sonríe con algo de tristeza. Si es que es tonto, sabe que se va a poner sentimental con todo eso y luego se quejará de lo mal que le tratan y lo poco que le quieren-. Como ya has crecido no te puedo llevar en brazos y obligarte a abrazarme -bromea, despeinándole con una mano.


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PUTO SENTIMENTAL DE MIERDA.

- Anormal...S-suelta...

Bufa, resopla y resuella. Recordando el tiempo en que le pertenecia, porque si, el era de la propiedad de Antonio, eso indudable. Pero tambien recordaba la actitud, su comportamiento tan desgraciado con ellos, como si solo fueran otros mas y...

-Tonto...

Susurra contra el cuello del moreno. Acariciandole el cabello. Tratando de retener las ganas de besarlo, de hacer lo que pudo haber pasado anoche, ahora asegurandose de no olvidarlo.

-¿Q-que hay de ese desayuno?

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*LE FRASE CORTAROLLOS STRIKES AGAIN!*

-Vaaamos, si sabes que te gusta -dice entre risas, negándose a soltarlo-. Hasta que no te calmes, no te suelto -medio canturrea, aplastando su mejilla contra la cocorota de Manuel.

Se echa un poco hacia atrás, arrastrando a Manuel consigo.

-¿Desayuno? ¿Ahora tienes hambre? -pregunta, divertido. Con un dedo enreda el rulo que sale de la cabeza del venezolano, sin darse cuenta realmente lo que hacía, más bien por la inercia y la costumbre con Lovino. Se sonríe un momento al recordarlo-. La verdad es que yo no tengo mucha hambre -suspira, reposando la cabeza sobre la cabeza de Manuel-. Pero si hay que comer, se come -ríe quedo, jugando aún con el rulo-. ¿Te apetecen unos churros?


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HA VUELTO.
COCOROTA HA VUELTO. -grito de nena-

-Ahhhgh suelta, suelta.

Exclama, sin poder evitar reir. No quiere aceptarlo, pero le gusta sentirse de nuevo en los brazos de Antonio. Aunque la ultima vez, fue con otras intenciones, recuerda, sintiendo un escalofrio recorrerlo. ¿Y si no ha cambiado? ¿Si lo unico que cambio fue el modus operandi pero ahora quiere lo mismo?

-V-vale. Si, hambre. Vamos. Comamos.

Dice, nervioso.

Ríe por lo bajo, jugueteando aún con el pelo sobresaliente.

-¿Mm? ¿Te pasa algo? -pregunta, distraído, al notarle algo tenso. Tal vez se esté excediendo con tanto abrazo aquí y tanto abrazo allá, se dice. Se aparta de él, sonriendo con nerviosismo-. Claro, perdona, creo que tengo churros de ayer... -se soba el pelo por detrás, algo avergonzado-. ¡O si quieres voy y compro en un momento, que no me cuesta nada! -ofrece, mientras se levanta y corre a buscar algo de dinero.

-No. Q-quedate.

Susurra. Cogiendolo del brazo.

-Puedo...Puedo preparar yo la comida.

Perfecto, se sonrojo, mientras se abofeteaba mentalmente. Estaba actuando como la tipica chica que no termina de entender que lo que paso paso. Solo le faltaba preguntar si le llamaria y decir que irian a conocer a su madre.

-Quiero decir. Lo hare para ti, que siempre me has explotado.

Bien. Sonro altivamente, mientras se dirigia a la cocina, intentando caminar de forma que el español no adivinara que si le dolia el trasero, mucho. Ya encontraria motivos para formarle bronca y que olvidara lo que acababa de pasar.

Mira por encima de su hombro, haciendo una mueca de extrañeza.

-¿Manu...? -empieza, quedando su frase ahogada por la de él. Se gira por completo hacia él sin creérselo del todo-. ¿En serio? -arquea una ceja, sonriendo inmediatamente con emoción-. Bueno, si te hace ilusión, la cocina es toda tuya.

Le da un par de palmaditas en el hombro, la segunda con más fuerza por el último comentario. Ríe despreocupadamente, diciendo que ha sido sin querer con una sonrisa más falsa que las pesetas.

Se rezaga un poco, mirando con atención a Manuel. Arruga la nariz.

-Manu... ¿Qué te pasa? -lanza la pregunta al aire, sin pensarlo demasiado, casi temiendo la respuesta. Borra toda su simpatía habitual al ir haciendo conjeturas. ¿Le había mentido, el muy imbécil? Frunce el ceño, endureciendo el tono de voz-. Caminas raro -señala lo obvio, esperando una buena explicación.

¿No había dicho que era importante? Pues para él también, maldita sea.

Se voltea, sorprendido ante el cambio brusco de comportamiento de Antonio.

-No pasa nada, Toni. Es solo que dormi en mala posicion.

Da unos pasos mas, retrocediendo, para no quitarle la mirada de encima a Antonio, ignorando el lacerante dolor en su "retaguardia".

- No es..Nada. En serio.

Intenta parecer calmado, pero la verdad es que la mirada de Antonio casi le recuerda aquellas epocas. Lo asusta. Tanto asi, que no puede decrile nada hiriente para que el otro conteste. Se siente como antes, un niño que no tenia ni idea de lo que pasaba, que fue invadido cuando menos se lo esperaba. Peor aun, lo hizo gustosamente, pensando que Antonio era algo mas alla de lo que era en realidad.

Pero no de nuevo, si pasaba, lucharia. Por otro lado...¿Acaso no deseaba volver a sentir eso, ahora ya mas maduro? ...