Senderos de árboles y flores lo rodean, además de atravesarlo un par de puentes por los que debajo fluye el agua donde se sumergen algunas aves y otros animales.
Es un paisaje muy lindo, acompañado de un clima templado, es este uno de esos días donde el japonés se levanta temprano y se pone a hacer orden en casa.
Seguido de un lado a otro por su pequeña mascota, un simpático y peculiar perro.
Limpia los cuartos vacios, uno tras otro hasta terminar agotado en su sala de estar, frente a la mesa de centro y con un té en mano.
"Terminamos bastante rápido." Le conversó al canino que estaba echado en una esquina mirando hacia afuera. La puerta corrediza de la sala estaba abierta y por ella podía tener una buena vista de la naturaleza de Kyoto en general.
"Quizás debería invitar a los Kudakitsune a tomar té con nosotros ¿verdad?" Agregó aunque casi para si mismo. Esos seres míticos y populares de su tierra, siempre deambulaban por el área, quizás no estaba mal invitarlos una vez a su casa... por que al menos así no se sentiría tan solo.