Antonio Fernández Lun Mayo 18, 2009 9:15 pm
Se intenta echar hacia atrás, realmente espantado. ¿¡Ahora qué ha hecho!?, se pregunta, mirando cómo los brazos de Manuel se lo llevan a dormir para siempre. Va a morir ahogado, qué triste. ¡No! ¡Aún no puede morir, aún es demasiado joven, demasiado guapo, demasiado popular...!
Y demasiado paranoico también.
Desconcertado, agacha levemente la cabeza hacia él, aún recuperándose del susto previo.
-¿Ah? -exclama, conteniendo la respiración. ¿Le estaba... abrazando? ¿Manuel? ¿Manu? ¿Su Manu, el Manuel que él conocía? Pestañea con fuerza, devolviéndole el abrazo sin salir de su aturdimiento-. ¿Sabes? Creía que ibas a estrangularme o algo así -le confiesa bajito, soltando una risa airosa, que se le congela al escuchar que no le duele nada. Le aprieta más entre sus brazos, suspirando; qué se le va a hacer, si de algo pecaba era de soñador.
Manuel se le escurre. Sabía que iba a pasar eso, al fin y al cabo era el mismo. Se lo queda mirando con cariño y esa sonrisilla tonta de siempre.
-¡Vamos! ¡Sabes que me gustan tus abrazos! -dice, haciendo un mohín. Le vuelve a abrazar -o a apresar-, sonriendo mordazmente contra su pelo-. No me abrazas desde que eras un pequeñajo, Manu -sonríe con algo de tristeza. Si es que es tonto, sabe que se va a poner sentimental con todo eso y luego se quejará de lo mal que le tratan y lo poco que le quieren-. Como ya has crecido no te puedo llevar en brazos y obligarte a abrazarme -bromea, despeinándole con una mano.
---
PUTO SENTIMENTAL DE MIERDA.